«Dissens ist Verrat.
Hekserei ist verbueden».
Ausleria una estructura psíquica colectiva llevada al extremo: un país que se descompone bajo el peso de su propia exigencia moral, donde la ideología no organiza la realidad, sino que la reemplaza. Lo que sigue es una forma de decir desde dónde fue escrita Hijos de Ausleria, por qué existe y qué busca.
Dissens ist Verrat.
Hekserei ist Verbueden.
Lo que sigue es una forma de decir desde dónde fue escrita Hijos de Ausleria, por qué existe y qué busca. Es una historia que apareció sola y fue tomando forma con los años. Habla de obsesiones, de cuerpos exigidos, de mentes rotas. Expone lo que muchos prefieren callar. La brujería, la ideología, la culpa y el deseo.
Cómo surgió
Hijos de Ausleria surge como una necesidad. No fue una historia construida a partir de una premisa comercial. Fue una idea que apareció sola y me acompañó toda mi vida pidiéndome ser escrita. Se convirtió en una forma exponer ciertas obsesiones, de llevar al límite los traumas y las fracturas mentales que la mayoría prefiere ocultar y evitar hablar de ello.
El asunto de la brujería
La brujería aparece, pero no como espectáculo. Detesto las varitas mágicas y las bolas de fuego. En Ausleria es algo más ambiguo, como un fenómeno psicológico. Se insinúa como una creencia, una herramienta política que se convierte en delirio. En la vida real hay quien cree y hay quien no. Pero si empiezas a creer, ya está. Te cambia la forma de ver el mundo, de ver al otro, de ver tu propio cuerpo.
Lo que quiero transmitir
Quiero que el lector se vea forzado a sentir. Que algo lo incomode, lo tiente o lo confronte. Necesito sacudirlo, romper el silencio, arrancarlo de la pasividad. Que algo le resuene adentro. No importa si lo acepta o lo niega, pero que lo reconozca. Que atraviese la tensión, el deseo, el rechazo, la compasión.
Sobre el autor
No me gusta hablar sobre mí. No creo que importe demasiado. Sólo diré esto: Soy un artista. A veces me considero un anormal, a veces no. No recuerdo nada digno de contar sobre mi infancia. Mi familia dice que no amo a nadie, y estoy en esa edad extraña en la que ya soy demasiado grande para entender algunas cosas y demasiado joven para entender otras. El resto está en lo que escribo.
Mi forma de escribir
Me interesa que la lectura fluya, que cualquier persona pueda entrar sin sentirse expulsada por el estilo. Mi prioridad es que se entienda, que se sienta, que impacte. No me interesa aburrir con exposición o adornar lo que no hace falta.
Los temas y conflictos
Escribo sobre la obsesión, la culpa, la sexualidad, la mirada del padre y el deseo de castigo. El mundo de Ausleria es una extensión psíquica de sus protagonistas. Un país ideologizado, militarista, donde la perfección física y moral es exigida hasta volverse destructiva. En ese entorno, lo más peligroso no es un enemigo externo, sino lo que cada uno carga en la cabeza.